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Foto del escritorAngeli Tola

Educar sin gritos. Por qué es mejor educar sin gritos

Educar a un niño o niña no es una tarea sencilla, en muchas ocasiones nos vamos a encontrar en situaciones en las que es fácil perder los nervios y gritar. Los gritos son muy comunes, al llegar a un límite, el grito sirve para expresar el enfado o disgusto y a través de esto esperamos obtener un resultado positivo. Pero los gritos no educan, y si traen consigo consecuencias negativas. Es fundamental educar sin gritos, podemos y debemos desarrollar estrategias y recursos que nos permitan educar sin gritos.

Por qué es mejor educar sin gritos

En ocasiones podemos pensar que el grito es una excelente herramienta para conseguir ciertos objetivos. Podemos creer que es una medida drástica, sin embargo necesaria en algunos momentos cuando las cosas parecen escaparse de nuestro control. Es cierto que el ritmo diario, puede hacernos estar a punto de desbordar en algunos momentos, y si además hemos de enfrentarnos a la educación de nuestros hijos e hijas podemos entrar fácilmente en la dinámica de los gritos.

Muchas son las familias y los educadores que recurren a los gritos porque desconocen otros recursos y es una salida fácil para tratar de educar a los niños y niñas. El grito no educa y son muchas las consecuencias negativas de los mismos, además de ningún beneficio.

Consecuencias de educar con gritos

· Los gritos no generan ni autoridad, ni disciplina, solo provocan temor. En la infancia es posible que los niños y niñas reaccionen ante los gritos, ya que les provocan temor. Sin embargo no llegaran a comprender su acción y empezarán a ocultar sus actos y mentir para evitar gritos, más adelante dejaran de tener efecto.

· Los gritos suelen generar más gritos. Los niños y las niñas hacen lo que ven y tenderán a repetir nuestras conductas.

· Con el grito obedecen por miedo pero no aprenden, ni mucho menos comprender que es lo que han hecho mal.

· Los gritos generan un clima de malestar general y son fuente de resentimientos y rencores.

· Aporta malestar en el desarrollo del niño o de la niña: estrés, desmotivación, rabia, frustración, problemas de concentración, baja autoestima, etc…

Educar sin gritos

Educar sin gritos supone un cambio en la manera de proceder, supone aprender y desarrollar recursos, supone cambiar el rol de padre-madre-educador autoritario que se impone a un papel más democrático y conciliador. Veamos algunos trucos para educar sin gritos:

· Cambia el modo de ver la educación. El proceso de educativo es una relación, una interacción entre dos personas, aprende a gestionar esa relación, en lugar de tratar imponer las reglas.

· Recuerda que el niño o la niña es un niño y no un pequeño adulto o adulto en proceso. Por lo tanto no puedes esperar que se comporten como adultos, en muchas ocasiones aún no saben cómo han de comportarse, o aun sabiéndolo no disponen de recursos para hacerlo.

· Tranquilízate antes de tratar con ellos. Es posible imponer disciplina sin gritar.

· Reflexiona antes de gritar.

· Mantente firme, no se trata de no imponer disciplina, sino de hacerlo de un modo positivo.

· Escúchales de manera activa y trata de entender el porqué, de este modo podrás negociar con ellos, e incluso proporcionarles recursos.

· Basa tu comunicación en el dialogo mutuo.

· Ayúdales a razonar y comprender su comportamiento, así como la razón de las normas.

Angelica Vega Tola.

Educadora

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